miércoles, 24 de junio de 2009

¿QUÉ ESTA PASANDO ENTRE FRANKLIN Y ROBERTICO?

Rafael E. Jiménez Pérez


Del 2005 al 2008 el profesor Roberto Reyna ocupó el cargo de Rector de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD). En ese mismo período pasó por la Vicerrectoría de extensión el actual Rector, doctor Franklin García Fermín. Entre ellos se selló una amplia alianza electoral que se tradujo en el reparto de cargos no electivos y electivos.

Los “nuevos” militantes giraban alrededor de la figura de ambos caudillos bajo un sistema de protección que los obligaba optar por la candidatura del distinguido profesor egresado de la Escuela de Derecho. Esa alianza de reparto salarial, llevó al actual incumbente de la rectoría asumir posiciones públicas con mayor vehemencia que el propio Robertico, en aras de garantizar la continuidad del prorrateo. Franklin quería ser Rector y estuvo dispuesto a enfrentar con palabras urticantes a cualquier docente, estudiante o empleado que cuestionara una gestión que le servía de plataforma electoral.

Pero más interesados que Franklin y Robertico para que el primero fuera Rector, estaban los cientos de docentes que cobran de modo ilegal salarios de puestos que deben ser ocupados por profesionales calificados que participen en concursos de oposición. Pues, el “liderazgo” de ambos depende de la garantía que les ofrecen al sistema de protección. Sus seguidores no están motivados por ideas para seguir las directrices de los caudillos de turnos, sino por los salarios que les puedan garantizar una vida cómoda en el marco del clientelismo y la borrachera del sistema institucional de la academia.

La alianza fundada en el clientelismo dio sus resultados: la victoria electoral del profesor Franklin García Fermín. Sin embargo, la alianza sumó, en la segunda vuelta, a otros grupos de la misma naturaleza, por lo que el reparto de cargos iba a producir alguna resistencia del aliado de la primera vuelta. Ahí empiezan las primeras malquerencias. Por más cargos que se inventen para complacer, tanto al grupo electoral de Robertico, así como a los viejos grupos que apoyaron a Franklin en la segunda vuelta, no hay forma financieramente posible para sustentar tantas ilegalidades, recibiendo salarios solo porque pertenecen a grupos electorales.

El profesor García Fermín, es de los caudillos del sistema de protección, que entiende que la gobernabilidad de la UASD tiene que producirse a partir del reparto de cargos ilegales. Por eso, se sumó una amalgama de viejos grupos bajo el compromiso de inventarles cargos a todos sus aliados. Con la suerte, que la tradicional oposición electoral del grupo de Economía, entraba en un proceso de erosión, que hace más fuerte su conglomerado. En ese nuevo panorama, el distinguido profesor Roberto Reyna no es imprescindible.

Más aún, cuando decidió tomar una decisión individual, contraria a los intereses del sistema de protección, que encabeza en la universidad. El nuevo camino tomado por Robertico: apoyar la reelección del doctor Leonel Fernández solo lo beneficia a él y a unos pocos amigos. La mayoría de lo que él entiende son sus seguidores no se benefician de esa acción política. Por eso, no tienen ningún interés financiero para seguirle.

Robertico, talvez, sin darse cuenta, le ha facilitado el camino a Franklin para que continúe en su proyecto político partidario, usando el escenario de la UASD como su trampolín de lanzamiento. Alrededor del Rector están bailando los viejos grupos, que se le sumaron en la segunda vuelta, algunos profesores del antiguo MUDI, casi todos los delegados estudiantiles al Consejo Universitario, una gran franja de funcionarios ilegales, que vienen cobrando desde la gestión de Reyna, entre otros, que quieren también bailar en la fiesta del despilfarro de la academia.

Como se advierte, en la actual circunstancia, ni el actual Rector ni la mayoría de los docentes de Alianza Académica, que ocupan cargos ilegales, no necesitan al profesor Roberto Reyna, ya que desde la posición que él se encuentra en el gobierno, que preside el doctor Leonel Fernández Reyna, no le garantiza ningún salario a sus antiguos protegidos. Además, el doctor Franklin García Fermín anda en un proyecto político partidario enemigo del actual presidente de la República.

El amigo Robertico, que bastante le ha gustado bañarse en las aguas turbias del clientelismo, de pronto una bacteria adquirida de tanto bañarse en esas aguas, empieza a debilitar su otrora fortaleza. Cartas, cartas y más cartas de antiguos protegidos, que observan ese debilitamiento progresivo, cuyos salarios ilegales, ya no depende de la voluntad de su otrora caudillo, se despiden con un resquiéscat in pace.

De pronto, esa despedida sopla hacia un tugurio donde Franklin duerme entre los sueños de Trujillo y Balaguer, que gobernaron en un mar de anestesia inyectada por la retórica propagandística de la heurística del consenso social. Basta recordar como Trujillo se mecía en las camas de las masas bajo aplausos, alabanzas y el culto a su personalidad, tratando de ocultar su naturaleza criminal contra un grupo de patriotas que el 14 de junio de 1959 vinieron a inmolarse por su amor al pueblo dominicano.

El señor Rector, doctor Franklin García Fermín se siente tan placentero con el consenso de las cartas, alabando su gestión, que promovió la idea para que los directores regionales electos y otros que ocupan esos cargos de modo ilegal, produjeran un documento público apoyando el supuesto proceso de reforma de la UASD. Al igual que Trujillo y Balaguer, se quiere jugar a la demagogia política, creando falsas expectativas, con el apoyo maniqueísta de un consenso social, que pretende desviar la atención de los verdaderos males que afectan a la universidad.

¿De cual reforma pueden hablar autoridades, que crean comisiones fundamentadas en el clientelismo, que han convertido su cotidianidad en reiteradas violaciones al Estatuto Orgánico, reglamentos y leyes nacionales? ¿De cual reforma pueden hablar autoridades que no tienen la capacidad de mantener la higiene en los baños y aulas universitarias? ¿De cual reforma pueden hablar autoridades que reparten cada tres años los cargos no electivos entre sus acólitos? ¿De cual reforma pueden hablar autoridades que no tienen capacidad profesional para poner en funcionamiento el Sistema de Seguridad Social de los servidores universitarios? ¿De que reforma pueden hablar autoridades que no tienen la capacidad de producir una sola idea que supere el Sistema Multidisciplinario de Asignaturas que tantos daños ocasiona y ha ocasionado al desarrollo de la investigación científica y tecnológica? ¿De que reforma pueden hablar autoridades que no han tenido la capacidad de elaborar un reglamento que ingrese las carreras técnicos profesionales, el postgrado, la investigación y la extensión al sistema académico de la UASD? ¿De que reforma pueden hablar autoridades que viven constantemente violando los sistemas de contratación del personal docente y administrativo de la academia? ¿De que reforma pueden hablar autoridades que han aniquilado su institucionalidad y que han reducido la competencia intelectual a un denigrante sistema de protección de empleos ilegales? ¿De que reforma pueden hablar autoridades que han preferido el clientelismo en detrimento de una universidad democrática, participativa y crítica? ¿De que reforma pueden hablar autoridades que no tienen capacidad para seleccionar un personal de seguridad idóneo y confiable? (Miércoles 15 de abril de 2009)

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